Dimensiones

     La formación que debe recibir el candidato a la ordenación presbiteral abarca toda la persona; es una formación integral que, sin poder separarse en áreas diferentes, sí puede estructurarse según las distintas dimensiones que integran la persona del futuro presbítero. Según esto, "toda la vida del seminario, en sus más diversas expresiones, está intensamente dedicada a la formación humana, espiritual, intelectual y pastoral de los futuros presbíteros; se trata de una formación que, aun teniendo tantos aspectos comunes con la formación humana y cristiana de todos los miembros de la Iglesia, presenta contenidos, modalidades y características que nacen de manera específica de la finalidad que se persigue, esto es, de preparar al sacerdocio". Todas deben estar simultáneamente presentes a lo largo de todo el proceso y, sobre la base de la formación espiritual, guardan entre sí una perfecta armonía y unidad pedagógica (Cfr. OT n.4; RFIS n.14).

  1. Dimensión humana y comuitaria
Justificación

La formación humana del futuro sacerdote viene exigida  tanto por la necesaria asimilación y práctica de las virtudes propias del hombre, que corresponde a todo cristiano, como por la madurez humana que exige el ministerio al que está llamado. El Señor Jesús, haciéndose hombre (Cfr. Jn 1,14), se constituyó en modelo y fuente de plenitud humana (Cfr. Jn 1,16). “El presbítero, en efecto, llamado a ser imagen viva de Jesucristo Cabeza y Pastor, debe procurar reflejar en sí mismo la perfección humana que brilla en el Hijo de Dios hecho hombre” (PDV n. 43). Es responsabilidad del Seminario favorecer y garantizar en los candidatos, una personalidad equilibrada y madura, correctamente articulada con la vocación presbiteral diocesana (Cfr. OT 11).
Objetivo general
Promover la formación de personalidades maduras, equilibradas, sólidas  y libres, mediante una experiencia de vida comunitaria caracterizada por la solidaridad y la participación, donde los candidatos asimilen y practiquen cualidades humanas y cristianas necesarias, para que llegando a ser sacerdotes maduros y equilibrados sirvan de puente y no de obstáculo a los demás en el encuentro con Jesucristo redentor del hombre (Cfr. NB n.129).
Objetivos específicos
1. Favorecer el desarrollo de la personalidad de los candidatos y la conciencia de su propia identidad, para que adquieran la madurez humana, que garantice su compromiso con la formación con miras al ministerio sacerdotal (NB n. 129).
2. Brindar atención especial a la educación de la afectividad y la sexualidad, ayudando a los candidatos a conocerse y dominarse, para acoger el don del celibato sacerdotal como una opción libre, consciente y significativa dentro de la elección de una relación de amor más personal y completa con Cristo y la Iglesia en beneficio de toda la humanidad.
3. Ofrecer una experiencia comunitaria en la que los candidatos adquieran los valores y virtudes humanas necesarias para que lleguen a ser signos y agentes de comunión y participación en el servicio ministerial (Cf. PDV n.43; NB n.130).
4. Favorecer que el seminarista vaya adquiriendo un conocimiento ajustado de su propia persona, mediante el encuentro transparente consigo mismo, con los formadores y con la comunidad, con miras a desarrollar las propias virtudes y corregir las limitaciones.

Principios
1.      La madurez permite al candidato dialogar, captar la realidad, expresar juicios equilibrados y tomar decisiones convenientes para su vida. (PDV n.43).

2.      La madurez humana implica el logro de una verdadera libertad que lleva al candidato a ser dueño de sí mismo, reconociendo lo que es, y dispuesto a superar sus deficiencias, a asumir la disciplina del Seminario y aceptar la autoridad de sus formadores. (NB n.134).

3.      El ministerio sacerdotal exige una sensibilidad humana, que le permita captar las necesidades de los hombres. (PDV n.42).

4.      La madurez sicológica  es un proceso en el que se integran la acción de Dios y la libertad humana. Los formadores acompañan al candidato en un clima de apertura y de confianza, con la ayuda de otras ciencias auxiliares (OT. n.11).

5.      El ministerio presbiteral  necesita el cultivo de cualidades y virtudes humanas necesarias para ser ministros equilibrados, sólidos y libres, honestos,  responsables, fieles a la palabra dada, leales y justos ( NB. 137).

6.      De particular importancia es la capacidad de relacionarse con los demás. Elemento verdaderamente esencial para quien ha sido llamado a ser responsable de una comunidad y “hombre de comunión”. (PDV.43).

7.      La dimensión comunitaria tiene como perspectiva, esencialmente  dos aspectos: la comunión con su obispo y el presbiterio y la convivencia con la sociedad (NB.151).

8.      La familia, es un elemento  importante en la formación humana de los candidatos ( NB.162).

9.      Signo de madurez  es la responsabilidad del candidato frente a los aspectos económicos. De  alguna manera él contribuirá a su propio sustento, evitando paternalismos. (NB. 167)
Medios
  1. El Proyecto Personal de Vida de cada seminarista de acuerdo con el Proyecto Educativo del Seminario y los perfiles propios de cada nivel de formación.
  2. La educación en la libertad con responsabilidad.
  3. La vida sobria, austera y disciplinada que se programa y revisa con transparencia.
  4. La puntualidad y buena disposición en todas las actividades.
  5. La atención adecuada a la salud y al desarrollo físico: alimentación, aseo, orden, descanso, deporte, esparcimiento.
  6. La vivencia de la fraternidad, el intercambio y la comunicación en la vida del Seminario, expresada en detalles concretos.
  7. El discernimiento y el diálogo periódico y progresivo con los formadores.
  8. Integración  y participación en distintos ámbitos de la vida comunitaria, familiar, eclesial y social.
  9. Espacios que favorezcan el trabajo en equipo y la reciedumbre de espíritu.
  10. Espíritu de comunión y de gratitud para con las personas que nos colaboran y tratan con nosotros.
  11. Espíritu de creatividad, responsabilidad, generosidad y pertenencia en cuanto se emprende.
  12. Contacto crítico con la realidad.
Actividades
1.      Elaborar los horarios generales y  distribuirlos a todos.

2.      Velar  por el silencio y la organización  y buena presentación de la casa y las personas.
3.      Programar distintas actividades y eventos comunitarios dentro y fuera  del Seminario.
4.      Organizar aseos generales, ordinarios, trabajos y jornadas ecológicas, servicios de portería, comedor y lavado de loza.
3. Organizar equipos y fechas para campeonatos en distintas disciplinas.
4. Publicar y premiar los ganadores de los campeonatos.
5. Ayudar a mantener en buen estado los campos deportivos mediante jornadas de trabajo y el buen uso de los implementos deportivos, por parte de un responsable.
7. Invitar en una fecha especial a los benefactores y empleados, a una Eucaristía y una cena en acción de gracias.
8. Elaborar un manual de funciones, para la comunidad.
9. Nombrar promotores del silencio por sectores de la casa.
10. Elaborar un directorio de todos los de la casa.
11. Celebrar los cumpleaños.
12. Colocar en común implementos de uso personal.
14. Compartir detalles para fechas especiales.
15. Asistir todos con el uniforme completo a las celebraciones especiales.
16. Mantener un lugar adecuado para la enfermería.
18. Asegurar que todos los seminaristas estén vinculados a algún sistema de seguridad social.
19. Organizar las habitaciones con los elementos en sencillos, en buen estado e indispensables.
20. Hacer coincidir comunidades  de vida con sector de habitaciones.



2.     Dimensión Espiritual
Justificación
La formación espiritual es la dimensión que unifica y fundamenta todas las demás dimensiones y objetivos de la formación sacerdotal (Cfr. PDV n. 45), pues se trata de la formación del corazón del pastor a la medida de Cristo Buen Pastor. Por tanto, el Seminario debe ofrecer el ambiente propicio y la organización adecuada que favorezcan el desarrollo de esta vida espiritual (Cfr. OT 8).
Objetivo general
Educar para la identificación con Cristo, Cabeza, Pastor y Esposo de la Iglesia, mediante su  seguimiento e imitación dentro de un dinamismo de comunión e intimidad con Dios, para que por la acción del Espíritu Santo, los futuros sacerdotes den testimonio de santidad y entreguen su vida al servicio de Dios y de la Iglesia animados por la caridad pastoral (cf. OT. 8; PDV 21.23).
Objetivos específicos
1.    Animar la búsqueda y el encuentro personal con Cristo mediante la experiencia de conversión fundamental, punto de partida para una opción de vida por el Señor  e inicio de un auténtico camino de santidad cristiana.

2.    Fortalecer la experiencia de discipulado, concretado en la escucha atenta de la Palabra de Dios, que asegure el seguimiento radical de Cristo obediente, pobre y casto (cf. Pontificia Comisión para América Latina, La formación Sacerdotal en los Seminarios de América Latina, n.12).

3.    Cultivar la espiritualidad del presbítero diocesano secular, mediante el conocimiento y el cultivo personal de los elementos que le son propios, de tal manera que se garantice la coherencia y la unidad en la formación espiritual de cada candidato.

4.    Educar para la comunión eclesial, mediante la vivencia del espíritu cristiano y el encuentro con los hermanos.

5.    Formar a los discípulos en una espiritualidad de la acción misionera, animada por la docilidad al Espíritu Santo, que los haga capaces de compartir la alegría del seguimiento de Cristo.

6.    Educar para la Caridad Pastoral, entendida como don de la propia vida a la manera de Cristo, con miras a la santificación en el ejercicio del ministerio (cf. PDV n.23; cf. La formación Sacerdotal en los Seminarios de América Latina, n.25).
7.    Conocer a Cristo y la experiencia cristiana, mediante el estudio de la Teología Espiritual y la Espiritualidad Sacerdotal, con miras a la vivencia de una espiritualidad diocesana sólidamente fundamentada.

8.    Favorecer el discernimiento de las verdaderas motivaciones y aptitudes vocacionales, mediante el acompañamiento y la dirección espiritual, unida a la frecuente celebración del Sacramento de la Reconciliación, como medio para una formación espiritual profunda y personalizada (cf. La formación Sacerdotal en los Seminarios de América Latina, n.19).

9.    Desarrollar un amor tierno y filial a la Santísima Virgen María, como medio para el encuentro y el seguimiento de Cristo (cf. PDV n. 82; cf. La formación Sacerdotal en los Seminarios de América Latina, n.22).

Principios
1.      La vida espiritual se entiende como relación y comunión con Dios en Cristo (cf. OT n. 8; cf. PDV n. 45).

2.      La esencia del discipulado es la imitación de Cristo en su total donación de sí y en la obediencia total al Padre, por la realización del proyecto de salvación del mundo.

3.      La comunidad del Seminario es una Iglesia reunida, por tanto, el ambiente del de la vida del Seminario debe propiciar la formación de “verdaderos pastores de almas a ejemplo de Nuestro Señor Jesucristo, Maestro, Sacerdote y Pastor” (OT n.4).

4.      Los destinatarios de la misión deben ser considerados como lugares privilegiados del encuentro con Dios, por eso la formación espiritual comporta también buscar a Cristo en los hombres.

5.      La formación espiritual debe darse de tal forma que los formandos conozcan y asimilen la caridad pastoral de Cristo y opten radicalmente por el camino de la santidad.

6.      La formación espiritual constituye el centro vital que unifica y vivifica el ser del sacerdote y su ejercer el sacerdocio (PDV n.45).

  1. La Dirección Espiritual y el discernimiento personal son indispensables  para una formación espiritual personalizada (PDV n.40).

  1. El progresivo itinerario de formación sacerdotal  es facilitado por el amor filial a la Santísima Virgen María (PDVn. 45).
Medios
  1. Espacios  propios y momentos cotidianos para la formación y vida litúrgica.
  2. Celebración y participación cotidiana en la Eucaristía vivida como sacramento y como presencia de Cristo en medio de la comunidad cristiana y en la propia vida. Culto fuera de la celebración.
  3. La Palabra de Dios leída, estudiada, meditada y orada en la Lectio Divina.
  4. Experiencia de discipulado en armonía con la propuesta del Proceso Diocesano de Nueva Evangelización.
  5. Celebración comunitaria y personal frecuente del sacramento de la Reconciliación.
  6. Aceptación del sacrificio, la renuncia y la Cruz en la propia vida.
  7. Preparación y vivencia de los Ritos de Admisión, Ministerios y Órdenes Sagradas como momentos culminantes del proceso formativo, vividos con espíritu de oración, reflexión, meditación y celebración personal y comunitaria.
  8. Los tiempos litúrgicos como medio para ir configurando la espiritualidad, especialmente la celebración festiva y solemne del Domingo y las principales celebración del año.
  9. La Liturgia de las Horas en cuento oración de la Iglesia, fuente y alimento de la oración personal.
  10. La oración personal como valor y exigencia primaria de la formación espiritual.
  11. El acompañamiento y la dirección espiritual.
  12. El PPV.
  13. Encuentro con Cristo presente en su Iglesia y en cada uno de los hermanos.
  14. Tiempos fuertes de acción pastoral y misionera en orden a la Evangelización de los hermanos.
  15. Opción radical a Cristo en la lucha por la perfección cristiana.
  16. Centralidad e importancia a la dimensión espiritual en la formación integral y al estudio de la experiencia cristiana.
  17. Retiros espirituales-
  18. Lectura de autores espirituales y de teología espiritual, vidas y ejemplos de santos.
  19. Contemplación y celebración del misterio de María en la historia de la Salvación.
  20. El rezo diario del santo Rosario.

Actividades
  1. Eucaristía diaria: ordinariamente celebrada por ciclos formativos.
  2. Eucaristía comunitaria los martes: presidida por el Señor Obispo o el sacerdote de turno semanal en Teología.
  3. Eucaristía Vocacional: el primer jueves de cada mes, con la participación de familiares y benefactores.
  4. Exposición del Santísimo: cada jueves por ciclos y cada primer jueves comunitaria y solemne.
  5. Ejercicio de Lectio Divina: cada martes, con el texto del evangelio del Domingo siguiente.
  6. Liturgia de las horas: se reza en comunidad Laudes, Hora Intermedia, Vísperas y Completas. Se recomienda el Oficio de Lectura a los estudiantes de teología, buscando espacios  en el horario personal.
  7. Meditación y oración personal: todos los días al final de cada espacio de oración comunitaria. Se recomienda buscar otros espacios de acuerdo con el horario de cada estudiante. Espacio especial los miércoles después de la Eucaristía.
  8. Examen de conciencia diario. Se recomienda hacerlo antes de la oración de completas.
  9. Ejercicios de ascesis y penitencia personal: el ayuno, el trabajo, el don de sí a través del servicio, la vida disciplinada y el encuentro personal con Cristo.
  10. Comunidades de Vida: siguiendo el Proceso de Nueva Evangelización los grupos académicos se organizan en pequeñas comunidades de vida, con el propósito de aprender viviendo la metodología del PROINE.
  11. Contacto fraterno con cada uno de los integrantes de las comunidades de vida.
  12. Contacto frecuente con Cristo Buen Pastor.
  13. Ejercicios espirituales con énfasis en la misión.
  14. Doctrina misionera.
  15. Amor  y devoción al Espíritu Santo, impulsor de la Misión.
  16. Retiros espirituales
  17. Visita al Santísimo Sacramento.
  18. Lectura espiritual.
  19. Rezo del Santo Rosario.
  20. Ascesis personal.
  21. Acción caritativa.
  22. Clases de  Formación espiritual, Teología Espiritual y espiritualidad sacerdotal
  23. Estudio y reflexión sobre los grandes maestros espirituales
  24. Charla espiritual mensual.
  25. Grupos de Dirección Espiritual.
  26. Orientación sobre el Proyecto Personal de Vida.
  27. Revisión periódica de vida, con la ayuda de los formadores.
  28. Evaluación personal.
  29. Meditación  mariana.


3.     Dimensión Intelectual
Justificación
“La formación intelectual de los candidatos al sacerdocio encuentra su justificación específica en la naturaleza misma del ministerio ordenado y manifiesta su urgencia actual ante el reto de la Nueva Evangelización a la que el Señor llama a su Iglesia” (PDV, 51; OT, 14). Esa formación debe estar integrada como una de las dimensiones fundamentales en el proceso educativo global y unitario del Seminario.
Objetivo general
Suscitar en los futuros presbíteros un amor por la búsqueda de la verdad, el bien, la sabiduría y el pensamiento crítico, mediante un proceso unitario y sistemático orientado hacia la pastoral y marcado por la inteligencia de la fe y el diálogo de la cultura con el Evangelio, de modo que puedan dar razón de su fe, comprendan al hombre de hoy, adquieran un sentido de la historia y promuevan la Nueva Evangelización.
Objetivos específicos
1.      Integrar la preparación académica “en un camino espiritual marcado por la experiencia personal de Dios, para superar una pura ciencia nocionística y llegar a la inteligencia del corazón que es capaz de “ver” y luego comunicar el Misterio de Dios a los hermanos” (NB, 245 cf. PDV, 51).
2.      Proporcionar  los candidatos al presbiterado métodos e instrumentos de trabajo, de investigación y de actualización constante. Así aprenderán a capacitarse creativamente por sí mismos y en perspectiva de una formación permanente. (NB, 246).
3.      Capacitar para la adecuada utilización de los medios de comunicación social al servicio de la acción evangelizadora de la Iglesia y formar en la conciencia crítica frente a los medios. (Vocación, vida y ministerios de los pastores de la Iglesia Católica en Colombia, 33).
4.      Favorecer la necesaria relación entre la formación del seminario y las personas, y los acontecimientos y problemas de la vida eclesial y de la realidad socio-política del país. (Vocación, vida y ministerios de los pastores de la Iglesia Católica en Colombia, 33).
5.      Poseer una biblioteca especializada y bien equipada, al servicio de las exigencias de la formación intelectual. (NB, 245 cf. PVD, 51).

Principios
1.      “La formación intelectual de los jóvenes que aspiran al sacerdocio está encaminada a brindar sólidos fundamentos doctrinales, que capaciten al sacerdote para anunciar competentemente el Evangelio y responder a los retos que le presenta el mundo actual”. (La formación sacerdotal en los seminarios de América Latina, 26).
2.      La formación intelectual se relaciona profundamente con la formación humana y espiritual, constituyendo con ellas un elemento necesario y tiene un proceso unitario orientado hacia la pastoral y marcado por la ciencia de la fe y del Evangelio. (Normas básicas para la formación en los seminario mayores, 250).
3.      la situación actual exige un excelente nivel de formación intelectual que haga a los sacerdotes capaces de anunciar y hacer creíble el Evangelio de Jesús. (Currículo académico para los seminarios mayores de Colombia, introducción, 5).
4.      El seminario tendrá una propuesta formativa de manera que garantice una preparación que esté a la altura de los nuevos desafíos que el ministerio sacerdotal está llamado a afrontar. (Cf. V Conferencia Episcopal Latinoamericana y del Caribe, 319, 323).
5.      Los métodos pedagógicos favorecen tanto la acogida de los contenidos, como la asimilación por parte de los estudiantes y la transmisión de los conocimientos adquiridos. (Normas básicas para la formación en los seminarios mayores, 253).
6.      El ciclo filosófico debe estar precedido por un curso propedéutico, orientado fundamentalmente al discernimiento vocacional, pero también entendido, de alguna manera, como curso introductorio a las asignaturas filosóficas. (Currículo académico para los seminarios mayores de Colombia, 10).
7.      La formación filosófica tiene que ser sólida, centrándose en el misterio del ser y sus propiedades trascendentales, cultivando la vocación metafísica del quehacer filosófico. De esta manera, los formandos se encontrarán con la verdad, el bien y la belleza en su unidad, que estás siempre abiertas a la Verdad, al Bien y a la Belleza divinas. (La formación sacerdotal en los seminarios de América Latina, 29).
8.      El objetivo del ciclo teológico es proporcionar una visión sólida, unitaria y orgánica del misterio de la salvación, recibido a través de Jesucristo y anunciado por la Iglesia para convertirlo en alimento de la propia vida y darlo a conocer a los pueblos en los diversos contextos socioculturales en que se encuentra, con la caridad de Jesucristo, Maestro, Sacerdote y Pastor. (Currículo académico para los seminarios mayores de Colombia, 12, cf. PVD, 51).
9.      “La formación académica ha de ser gradual, cimentada sobre una base seria en ciencias humanas, haciendo especial hincapié en todo lo que permita una visión histórica, simbólica y ética que marque otras dimensiones ulteriores del saber científico. De este modo los futuros pastores podrán entrar en contacto con el corazón de la cultura de los pueblos a los que van a servir y no con la mera superficie o con fragmentos de una realidad vista, por ejemplo, tan solo desde las ciencias positivas”. (La formación sacerdotal en los seminarios de América Latina 30).
Medios
1.    Plan de estudios en armonía con la propuesta de la Conferencia Episcopal.
2.    Registro e informe periódico de calificaciones por parte de la secretaría académica.
3.    La biblioteca con una buena cantidad de libros, organizados sistemáticamente.
4.    Servicio de biblioteca, sala de cómputo,  Internet y Prensa, con reglamento particular.
5.    Mantenimiento y funcionamiento de computadores.
6.    Participación en curso y algunos eventos interinstitucionales.
7.    Grupo de teatro que permite el desarrollo de aptitudes y la proyección cultural del seminario.
8.    Continuidad en la inscripción a revistas y periódicos.
9.    Tiempo libre para el estudio personal.
10.  Publicación anual del boletín o la Revista Semilla.
11.  Períodos de exámenes parciales, finales y recuperación académica.
12.  Hábito de estudio y exigencias del proyecto académico del seminario y del propio proyecto personal.
13.  Lectura e investigación que lleva a la creatividad y a la visita asidua de la biblioteca.
14.  Información a través de noticieros, periódicos y cartelera mural.
15.  Medios de comunicación. 
16.  Subsidio para la elaboración de trabajos científicos.

Actividades

1.      Horario de clases en las horas de la mañana,  25 horas semanales.
2.      Servicio de biblioteca, sala de cómputo, Internet, según los reglamentos y horarios establecidos.
3.      Reconocimiento de las fechas patrias.
4.      Sistematización de la biblioteca.
5.      Organización de parciales y exámenes finales.
6.      Elaboración dentro del  proyecto de vida del horario personal de estudio.
7.      Adquisición de libros y revistas.
8.      Creación del grupo de teatro y música
9.      Alimentar y recrear el sitio de la página web del seminario.
10.  Publicación del boletín o la Revista Semilla.
11.  Fomentar espacios para el cultivo del buen uso de la palabra.
12.  Noche cultural.
13.  Foros o debates sobre temas específicos.


4.     Dimensión Pastoral Misionera
Justificación
La razón de ser del Seminario estriba en formar pastores (Cfr. OT  4). En consecuencia, todo debe apuntar a que el formando aprenda a reproducir el modo de vivir y de actuar de Cristo Pastor en el ejercicio del ministerio (Cfr. PDV 57). La formación pastoral, por tanto, además de introducir en las actividades propias del presbítero como pastor, precisará el modo en que estas actividades deben realizarse, de acuerdo con el contexto de la Iglesia.
Objetivo general

Formar en los candidatos al presbiterado una mentalidad y espíritu de verdaderos pastores a imagen  de Cristo Sacerdote,  Maestro y Pastor,  para que siguiendo su ejemplo entreguen su vida al servicio de la Nueva Evangelización y así comuniquen al mundo la caridad de Cristo Buen Pastor que dio su vida por sus ovejas  (OT, 4; PDV, 57; Ratio, 290; CIC, 248).

Objetivos especcíficos

1.      Lograr que los candidatos adquieran una visión global de la acción pastoral, para que como futuros colaboradores de Dios y formándose en las actitudes de Jesucristo Pastor, se preparen seriamente para liderar, en comunión con su Obispo y con el Presbiterio, la tarea misionera de la Nueva Evangelización (Cf. SD, 48; CIC, 256.1; 257.1; Aparecida, 199).

2.      Proyectar el estudio de la teología pastoral a la aplicación práctica mediante la entrega de algunos servicios pastorales que los candidatos al sacerdocio deben realizar, de manera progresiva y en armonía con las demás tareas formativas para que adquieran así, el perfil del presbítero diocesano (Cf. PDV, 57)

3.      Motivar a los candidatos el espíritu misionero para que con nuevo ardor, con nuevas expresiones y nuevos métodos, se comprometan en la obra de hacer vivir y reinar a Jesús en el corazón de sus hermanos (Cf. SD 28-30; Ratio, 292).

4.      Proponer a los candidatos una lectura objetiva y madura de la realidad diocesana, para que toda iniciativa pastoral a la luz del Espíritu Santo, vaya encaminada a responder a  situaciones concretas del hombre de hoy (Cf. Aparecida, 33-42.194; Pontificia Comisión para América Latina, Formación Sacerdotal en los Seminarios de América Latina, 39).

5.      Sensibilizar a los candidatos para que contemplen a Cristo en la Cruz en el servicio pastoral  con quienes sufren, los enfermos, los pobres; y así hagan una opción pastoral preferencial concreta con los hermanos más necesitados.

Principios

1.      Toda la formación de los candidatos al sacerdocio está orientada a prepararlos de una manera específica para comunicar la caridad de Cristo, buen Pastor (PDV, 57; OT, 4; Ratio, 293).

2.      La pastoral no es solamente un arte ni un conjunto de exhortaciones, experiencias y métodos; posee una categoría teológica plena, porque recibe de la fe los principios y criterios de la acción pastoral de la Iglesia en la historia (PDV, 57).

3.      Se trata de una formación pastoral destinada no solo a asegurar una competencia pastoral científica y una preparación práctica, sino también garantizar el crecimiento de un modo de estar en comunión con los mismos sentimientos y actitudes de Cristo, buen Pastor (PDV, 58).

4.      La actividad pastoral está encaminada por su naturaleza a animar la Iglesia, que es esencialmente misterio, comunión y misión; la formación pastoral deberá conocer y vivir estas dimensiones eclesiales en el ejercicios del ministerio (PDV, 59; Ratio, 293).

Medios

1.      Estudio profundo y sistemático de la teología pastoral.
2.      Favoreciendo espacios propicios para la práctica pastoral.
3.      Participación en proyectos pastorales parroquiales y diocesanos.

Actividades

1.      Organización de equipos de pastoral dentro del seminario.
2.      Realizando una aproximación a la realidad pastoral diocesana.
3.      Asesorando los diferentes servicios pastorales.
4.      Programación y evaluación periódica del ejercicio pastoral.
5.      Realizando materiales que contribuyan al éxito de la pastoral.
6.      Ofreciendo a los candidatos talleres y cursos de formación misionera.
7.      Realizando progresivamente talleres de pastoral.
8.      Iluminando los servicios con la ayuda de revistas de tipo pastoral.
9.      Apoyando iniciativas pastoral a nivel diocesano.

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